jueves, 10 de enero de 2008

Regalo de cumpleaños


Este es un retrato imaginario de un tipo que rige (en teoría) sobre el destino de nuestro país, pero al que percibo menos en mi vida cotidiana que al que inventó el belcro. Siempre andamos criticando al pobre, por sus mansiones, por sus barcos... pero otros dicen que parar un golpe de estado bien merece algún lujo. También están los que dicen que todo fue un montaje para legitimar un poder que hacía décadas que estaba caducado...
Nunca se sabe qué pensar. Lo digo más que nada porque con la corona el secretismo es tal, que cualquier cosa es probable. Mi abuela Conchita algunas veces me contaba el incidente en la casa de vacaciones de El Estoril, en la semana santa del 56, cuando por accidente, el futuro heredero mató de un tiro en la cabeza a su hermano menor, Alfonso. Y dicen las malas lenguas que el arma del crimen era un regalo de Franco. Suceso acallado y que estos días, con motivo del aniversario real vuelve a salir a la luz sorprendiendo a muchos súbditos.

Por que somos súbditos, que nadie lo olvide. ¿Usted se siente súbdito? A mi me cabrea la idea de sólo pensarlo. Porque, vamos a ver, aquí que cada uno sea lo que quiera. Pero resulta que cuando alguien decide ponerse una corona en la cabeza, a los demás nos ponen un yunque, para que hagamos reverencia a su paso, y eso no es justo.

Miren este mapa, qué poquitos reinos quedan (son los que van en gris):


Quizá soy republicana por nacimiento o por vaga. Así que quería hacer este retrato a nuestro Rey, para ver si consigo cogerle algo de cariño. Igual es que nunca le he prestado suficiente atención, quién sabe. Puede que lo del monarquismo sea como la cebolla, que de pequeño no te gusta pero cuando te haces mayor y la pruebas piensas: ¿por qué no lo habré probado antes?

Así que bueno, no quiero ser menos que Buenafuente y le voy a dedicar unas palabras como regalo de cumpleaños.


Va por usted, majestad. Así es como lo imagino yo.

Su sueño siempre fue regentar un bar de puerto. De esos en los que el olor a cerveza, boquerones, ajo y tabaco te bloquean la pituitaria. Uno de esos en los que los clientes le llamaran "¡Jefe!" y le dedicaran miradas agradecidas cuando les sirviera una caña. Un lugar en el que tener un cencerro que tocar cuando alguien deja propina.
En cierto modo se parece a la vida que le ha tocado vivir. Excepto por un millón de cosas.
A veces, cuando habla despacio es porque anda pensando en todo lo que no tiene. Le gustaría tener camisetas de propaganda, participar en un concurso de la tele o ir a una playa nudista. Pero no le dejan, porque el dueño del país es dueño de todo menos de sí mismo.
De lo que sí tiene mucho es familia: una esposa que habla en otro idioma, un hijo con un complejo de edipo (tan increíble que es de libro), una hija normal y la otra no tanto, pero que se hace querer con sus trenzas de amazona, y unos ochocientos nietos, nieto arriba, nieto abajo (¿cuánta propina le dará el rey a sus nieticos cuando le vayan a visitar los domingos?).

1 comentario:

aikugur dijo...

Estaría bien que el año que viene el vídeo de navidad lo hicieran desde ese supuesto bar de puerto de mar. El fondo con las olicas y los rompeolas sería mucho más majo que los retratos catetos y los doradicos que aparecen siempre, ¿no? Y podría terminar diciendo: ¡Os pago una ronda a todos los españoles!