miércoles, 30 de enero de 2008

Informático gruñón

Pantalones con bolsillos de explorador, ¿qué llevará en ellos? Cables, ratones y pendrives.

Por encima del bien y del mal. Con voz monocorde y manos blancas y regordetas. ¿Será que de tanto apretar teclas se le han vuelto culturistas?

Paciencia infinita para engullir tutoriales de todo tipo de programas pero nula para escuchar las 'estúpidas' dudas de los ciberanalfabetos.

Sus alegrías diarias son pequeñas victorias que solo un pequeño grupo de privilegiados sabe apreciar. Pero la aprobación de ese circulo de hackers compensa las veces al día que le llaman 'friki'. Por cierto, odia a las personas que confunden el término hacker con cracker.

Colecciona camisetas con mensajes graciosos del tipo 'No pienso arreglar tu ordenador' y eso, mezclado con su semblante solemne y serio, como si fuera un Buster Keaton del siglo XXI, provocan risitas entre sus compañeros de trabajo.

Está harto de ver cómo reaccionan las cejas de la gente que le viene a agobiar con sus dudas cuando les contesta: se arquean, se fruncen o se levantan tanto que se casi se les salen de la cara. Es cómo si hablaran en lenguajes diferentes. Entonces, invoca toda la paz que queda dentro de él, respira hondo, y se imagina cómo sería trabajar en una empresa en la que todo el mundo fuera informático.




Dedicado a todos los informáticos que nos salvan a diario de morir de un ataque de nervios cuando pensamos que está todo perdido y consiguen domar a nuestro ordenador. Su látigo es un mouse inalámbrico y su silla una pantalla negra de OSDOS/DOS. Para mi papi, el mejor de ellos.

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