martes, 19 de febrero de 2008

Zaragoza empapelada



Últimamente este blog se está pareciendo mucho a un muro donde pegar carteles. No me importa demasiado. Está configurando su identidad entre lo gráfico y lo literario.

En realidad me gustan mucho las paredes con carteles. Es una expresión artística de nuestro tiempo y a veces son muy informativos. Y efímeros. El arte efímero tiene implícita una metáfora de la vida.

Además, es muy curioso el mundo de los pegadores de carteles de Zaragoza. Y cuando digo pegadores me refiero a dos. Se trata de un chico y una chica. Sobre todo una chica, porque tiene un genio arrollador. Si se te ocurre pegar algún cartel sobre los suyos, ella aparece entre los coches con un frenazo de furgoneta y ¡zas!, sin comerlo ni beberlo te echa de "su territorio". En el fondo es entrañable. Se toma con mucha profesionalidad un curro que muchos odiarían.

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